Políticas de Estado para la Producción Agroindustrial
La coyuntura internacional para los productos agropecuarios y las condiciones naturales de Argentina dan una oportunidad estratégica histórica para que nuestro país de un salto en sus niveles de producción, en el ingreso de su población y en el desarrollo económico de las diferentes regiones de su territorio.
El actual gobierno está desperdiciando esta oportunidad histórica. Tomemos el ejemplo de lo que viene ocurriendo con la ganadería. El precio de la carne en el mostrador de las grandes ciudades no llegó a bajar ni siquiera un 5% desde que se cerraron las exportaciones en marzo de 2006, cuando en el año previo casi había duplicado sus precios. Sí, en cambio, cayeron en un 30% los precios pagados a los productores. En el camino, una brutal transferencia de ingresos de los productores pequeños a otros eslabones de la cadena con mayor poder comercial. El gobierno, mientras atacaba al campo desempolvando el fantasma de la oligarquía ganadera convalidó, una vez más, ganancias extraordinarias a costa de los más débiles. Con su ofensiva contra la supuesta oligarquía el gobierno divide al país y pretende tapar sus severísimas fallas de gestión en lo que a política productiva ganadera se refiere. Esto no es propio de un gobierno ni progresista, ni popular: es propio de una forma de hacer política que confunde negocios y poder.
Desde la Coalición Cívica, para aprovechar esta oportunidad histórica y estratégica, proponemos un conjunto de políticas de Estado Agropecuarias que debe aplicar el próximo gobierno nacional, en un marco de políticas consensuadas y acuerdos de conducta recíprocos entre el Estado y el Campo.
Esta Política de Estado implica que desde el Estado se deje en paz al campo, brindándole las condiciones necesarias para producir y asegurando el cumplimiento de las leyes, pero sin intervención ni dirigismo en los procesos productivos. Por su parte, la cadena agropecuaria se comprometerá a cambio a pagar todos los impuestos, a no evadir y a tener en blanco y con salarios dignos a todos sus trabajadores.
Creemos que debe dejarse al mercado funcionar, y que el Estado intervenga para garantizar la limpieza en el juego y el pago de las obligaciones tributarias. El resto corresponde a los productores, que han demostrado históricamente que son capaces de estar a la altura del desafío.
Este marco de Políticas de Estado hacia el campo implica el plafón básico sobre el cual construir un verdadero modelo productivo. Debemos tener como herramienta estratégica un Plan Agropecuario de 15 años. La tecnología, los recursos humanos y los recursos naturales están disponibles: faltan las condiciones necesarias para que los productores aprovechen la coyuntura e incorporen las mejoras. Debemos reconstruir un horizonte de previsibilidad. Para esto tenemos propuestas concretas que pueden resumirse en la idea de “dejar en paz al campo”. Si al campo se lo deja trabajar le va a ir bien a todo el país. Para ello, presentamos las siguientes medidas, en el marco de un a estrategia productiva estable, previsible y de largo plazo, que llevaremos a cabo cuando asumamos la presidencia:
Apertura de las Exportaciones de Carne y Lácteos - Retenciones Cero: El horizonte es claro: exportaciones libres e irrestrictas con retenciones cero para carne y lácteos. A esta meta se llegará a través de una transición y de manera gradual, según las condiciones internas y externas, pero asumimos hoy un claro compromiso a favor de la exportación libre y sin aranceles. Por otro lado, una ganadería rentable y con shock de oferta como la que proponemos es la mejor forma de asegurar el abastecimiento del mercado interno.
Créditos para todos: Para promover la actividad ganadera deben ampliarse las líneas de créditos, no los subsidios manipulados y limitados que hoy tenemos a través de los fondos compensadores. Debe haber créditos para todos los productores, grandes y chicos, y que estén acompañados de los correspondientes proyectos de inversión, y que serán orientados, planificados, supervisados y asistidos técnicamente, asociativos y con seguros multiriesgo.
Baja Gradual de Retenciones a los granos: Rebaja de retenciones para la soja: tope máximo del 20%; y rebaja de retenciones para los demás productos agrícolas: tope máximo del 15%.
Reducción de impuestos al consumo (IVA e Ingresos Brutos) de los productos de la canasta básica (carne, leche, pollo, huevos. cerdo, pescado, frutas y verduras).
Creación del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación para que lleve adelante el Plan Agropecuario y garantice estas Políticas de Estado con el campo. Debe construirse una autoridad e institucionalidad seria y respetada, con capacidad técnica y volumen político que se haga cargo del destino estratégico del sector y que asegure el respeto mutuo, el diálogo, el cumplimiento de los compromisos y el horizonte a seguir.
Profesionalización e independencia de los organismo técnicos, Sistema de Mérito para las designaciones y concursos. Fortalecimiento de las instancias de control, los frenos institucionales a las situaciones de convivencia y el intercambio de favores entre funcionarios y empresarios. Profesionalización y financiamiento para el SENASA. Sin un organismo sanitario fuerte no hay política de largo plazo viable para el sector. Similares medidas se tomarán respecto al INTA y la ONCCA.
Cambios en la Comercialización de la Carne: Vamos a adoptar esquemas de comercialización que sostengan la eficiencia productiva: sostenemos que debemos tener un elevado peso mínimo de faena, pero bien aplicado con tiempo para que los productores se adapten y no impuesto desde una oficina de Buenos Aires de un día para el otro.
Supresión de prácticas de intervención abiertas y encubiertas, como la intervención de facto del Mercado de Liniers, en los mercados de granos, el manejo arbitrario de los permisos de exportación, las listas de precios sugeridos, los acuerdos de precios forzados, etc. Eliminación de Registro de Operaciones de Exportación (ROE).
Amortización acelerada de inversiones en pasturas, aguadas, equipos, genética y sanidad animal y desgravaciones impositivas al asesoramiento técnico de los productores agropecuarios (zootécnicos, ingenieros agrónomos, veterinarios)
Exención en el impuesto a las ganancias, renta mínima presunta y bienes personales del aumento neto del stock de vientres, hasta 300 vientres anuales y por un plazo de 5 años.
Protección de la tierra para los productores argentinos, freno al éxodo rural y al desarraigo; y medidas para reconstrucción del tejido social en torno a redes productivas agropecuarias en el interior del país.
Estas son algunas de las principales medidas de una Política de Estado Agropecuaria de largo plazo, que vamos a ejecutar desde el Gobierno de Elisa Carrió y la Coalición Cívica. Es verdad que hacer propuestas concretas y plantear planes de desarrollo integral parece un sueño en el contexto actual de ataque abierto al campo por parte del gobierno. Pero estamos convencidos que es el camino para construir una verdadera opción de gobierno. La responsabilidad de la dirigencia es presentarle a la sociedad alternativas concretas para cambiar la realidad. A las ideas en algún momento del llega su tiempo, sólo hay que estar a la altura de las circunstancias en el momento indicado y no desesperarse en el camino.
En última instancia, el cambio de política agropecuaria tiene una fecha máxima: el 10 de Diciembre, cuando un nuevo presidente jure en la Casa Rosada.
Que este cambio se de ya no depende de la agitada voluntad del actual gobierno: depende de los que votemos en las próximas elecciones. Si queremos un país distinto, habrá que votar distinto.
La coyuntura internacional para los productos agropecuarios y las condiciones naturales de Argentina dan una oportunidad estratégica histórica para que nuestro país de un salto en sus niveles de producción, en el ingreso de su población y en el desarrollo económico de las diferentes regiones de su territorio.
El actual gobierno está desperdiciando esta oportunidad histórica. Tomemos el ejemplo de lo que viene ocurriendo con la ganadería. El precio de la carne en el mostrador de las grandes ciudades no llegó a bajar ni siquiera un 5% desde que se cerraron las exportaciones en marzo de 2006, cuando en el año previo casi había duplicado sus precios. Sí, en cambio, cayeron en un 30% los precios pagados a los productores. En el camino, una brutal transferencia de ingresos de los productores pequeños a otros eslabones de la cadena con mayor poder comercial. El gobierno, mientras atacaba al campo desempolvando el fantasma de la oligarquía ganadera convalidó, una vez más, ganancias extraordinarias a costa de los más débiles. Con su ofensiva contra la supuesta oligarquía el gobierno divide al país y pretende tapar sus severísimas fallas de gestión en lo que a política productiva ganadera se refiere. Esto no es propio de un gobierno ni progresista, ni popular: es propio de una forma de hacer política que confunde negocios y poder.
Desde la Coalición Cívica, para aprovechar esta oportunidad histórica y estratégica, proponemos un conjunto de políticas de Estado Agropecuarias que debe aplicar el próximo gobierno nacional, en un marco de políticas consensuadas y acuerdos de conducta recíprocos entre el Estado y el Campo.
Esta Política de Estado implica que desde el Estado se deje en paz al campo, brindándole las condiciones necesarias para producir y asegurando el cumplimiento de las leyes, pero sin intervención ni dirigismo en los procesos productivos. Por su parte, la cadena agropecuaria se comprometerá a cambio a pagar todos los impuestos, a no evadir y a tener en blanco y con salarios dignos a todos sus trabajadores.
Creemos que debe dejarse al mercado funcionar, y que el Estado intervenga para garantizar la limpieza en el juego y el pago de las obligaciones tributarias. El resto corresponde a los productores, que han demostrado históricamente que son capaces de estar a la altura del desafío.
Este marco de Políticas de Estado hacia el campo implica el plafón básico sobre el cual construir un verdadero modelo productivo. Debemos tener como herramienta estratégica un Plan Agropecuario de 15 años. La tecnología, los recursos humanos y los recursos naturales están disponibles: faltan las condiciones necesarias para que los productores aprovechen la coyuntura e incorporen las mejoras. Debemos reconstruir un horizonte de previsibilidad. Para esto tenemos propuestas concretas que pueden resumirse en la idea de “dejar en paz al campo”. Si al campo se lo deja trabajar le va a ir bien a todo el país. Para ello, presentamos las siguientes medidas, en el marco de un a estrategia productiva estable, previsible y de largo plazo, que llevaremos a cabo cuando asumamos la presidencia:
Apertura de las Exportaciones de Carne y Lácteos - Retenciones Cero: El horizonte es claro: exportaciones libres e irrestrictas con retenciones cero para carne y lácteos. A esta meta se llegará a través de una transición y de manera gradual, según las condiciones internas y externas, pero asumimos hoy un claro compromiso a favor de la exportación libre y sin aranceles. Por otro lado, una ganadería rentable y con shock de oferta como la que proponemos es la mejor forma de asegurar el abastecimiento del mercado interno.
Créditos para todos: Para promover la actividad ganadera deben ampliarse las líneas de créditos, no los subsidios manipulados y limitados que hoy tenemos a través de los fondos compensadores. Debe haber créditos para todos los productores, grandes y chicos, y que estén acompañados de los correspondientes proyectos de inversión, y que serán orientados, planificados, supervisados y asistidos técnicamente, asociativos y con seguros multiriesgo.
Baja Gradual de Retenciones a los granos: Rebaja de retenciones para la soja: tope máximo del 20%; y rebaja de retenciones para los demás productos agrícolas: tope máximo del 15%.
Reducción de impuestos al consumo (IVA e Ingresos Brutos) de los productos de la canasta básica (carne, leche, pollo, huevos. cerdo, pescado, frutas y verduras).
Creación del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación para que lleve adelante el Plan Agropecuario y garantice estas Políticas de Estado con el campo. Debe construirse una autoridad e institucionalidad seria y respetada, con capacidad técnica y volumen político que se haga cargo del destino estratégico del sector y que asegure el respeto mutuo, el diálogo, el cumplimiento de los compromisos y el horizonte a seguir.
Profesionalización e independencia de los organismo técnicos, Sistema de Mérito para las designaciones y concursos. Fortalecimiento de las instancias de control, los frenos institucionales a las situaciones de convivencia y el intercambio de favores entre funcionarios y empresarios. Profesionalización y financiamiento para el SENASA. Sin un organismo sanitario fuerte no hay política de largo plazo viable para el sector. Similares medidas se tomarán respecto al INTA y la ONCCA.
Cambios en la Comercialización de la Carne: Vamos a adoptar esquemas de comercialización que sostengan la eficiencia productiva: sostenemos que debemos tener un elevado peso mínimo de faena, pero bien aplicado con tiempo para que los productores se adapten y no impuesto desde una oficina de Buenos Aires de un día para el otro.
Supresión de prácticas de intervención abiertas y encubiertas, como la intervención de facto del Mercado de Liniers, en los mercados de granos, el manejo arbitrario de los permisos de exportación, las listas de precios sugeridos, los acuerdos de precios forzados, etc. Eliminación de Registro de Operaciones de Exportación (ROE).
Amortización acelerada de inversiones en pasturas, aguadas, equipos, genética y sanidad animal y desgravaciones impositivas al asesoramiento técnico de los productores agropecuarios (zootécnicos, ingenieros agrónomos, veterinarios)
Exención en el impuesto a las ganancias, renta mínima presunta y bienes personales del aumento neto del stock de vientres, hasta 300 vientres anuales y por un plazo de 5 años.
Protección de la tierra para los productores argentinos, freno al éxodo rural y al desarraigo; y medidas para reconstrucción del tejido social en torno a redes productivas agropecuarias en el interior del país.
Estas son algunas de las principales medidas de una Política de Estado Agropecuaria de largo plazo, que vamos a ejecutar desde el Gobierno de Elisa Carrió y la Coalición Cívica. Es verdad que hacer propuestas concretas y plantear planes de desarrollo integral parece un sueño en el contexto actual de ataque abierto al campo por parte del gobierno. Pero estamos convencidos que es el camino para construir una verdadera opción de gobierno. La responsabilidad de la dirigencia es presentarle a la sociedad alternativas concretas para cambiar la realidad. A las ideas en algún momento del llega su tiempo, sólo hay que estar a la altura de las circunstancias en el momento indicado y no desesperarse en el camino.
En última instancia, el cambio de política agropecuaria tiene una fecha máxima: el 10 de Diciembre, cuando un nuevo presidente jure en la Casa Rosada.
Que este cambio se de ya no depende de la agitada voluntad del actual gobierno: depende de los que votemos en las próximas elecciones. Si queremos un país distinto, habrá que votar distinto.
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